jueves, 31 de octubre de 2013

AJOS COMEN, CENSURA MADE IN SPAIN, columna publicada en El Día de Zamora
31-10-2013


CENSURA MADE IN SPAIN
El efecto censura, ese patíbulo de la imparcialidad, es un cerco de espinos metálicos y retorcidos que envuelve ferozmente nuestras casas, nuestras ciudades, nuestras mentes y bocas, los más puros sentimientos de libertad. Es un campo minado por el que es peligroso caminar, que mata la inocencia, el pensamiento y la razón. Es una calumnia infame para el porvenir, una puñalada trapera, un tiro en la nuca.
Después de unas décadas, sosegada por una tregua tramposa, la censura toma nuevamente la senda del: “aquí mando yo y se dice lo que yo digo que se diga”. Ejemplos, lamentablemente, nos sobran. La actuación del cantante Albert Pla ha sido censurada en Gijón por unas opiniones previas que se pueden compartir o no. Una fotografía del torero Padilla ha sido censurada en Barcelona; ¿aunque no gusten los toros, qué tiene que ver San Frontis con las sardinas? El programa “El Intermedio”, presentado por El Gran Wyoming, se está salvando de la quema por su gran audiencia, pero ya están las pistolas de la censura apuntando hacia él, y es que a los mandantes no les gusta que después de las noticias nos cuenten la verdad. Pero no son los únicos casos, el artista Eugenio Merino ha tenido que sentarse en el banquillo de los acusados por realizar la escultura “Always Franco”, en la que metía un figurín del susodicho en una nevera de refrescos, de esas de: sírvase usted mismo. Dicho sea de paso, la fiscalía no considera que el autor dañe el honor del genocida.
¿Censurarían hoy a Jesús, a ese a quien tanto adoran, por lo que dicen que dijo? ¿Y a Lou Reed por invitarnos a descubrir el lado más bestia de la vida?
La censura tiene una negra e inconsciente deriva, la autocensura. El miedo es libre. Si eso llega a ocurrir, que su dios nos pille confesados. 
J.V.G.

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